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Bienvenido a la página Silent Hunter III del GRUPCOM.

En Grupo de Combate podrás participar en partidas multijugador a lo largo de una Campaña en la que lucharás con la flota submarina alemana por el control del Océano Atlántico.

Junto a otros juegos ambientados en la Segunda Guerra Mundial, con Silent Hunter III, trataremos de recrear las condiciones en las que se desarrollaron los más importantes combates que tuvieron lugar en aquellos años.

No dejes de acudir al foro y preguntar sobre cualquier aspecto relacionado tanto con este como con el resto de juegos que forman parte de la actividad del Grupo de Combate.

 

 

Puedes escuchar cuatro versiones de la canción «It's a long way to Tipperary».

 

 

 

 

PRIMERA GRAN VICTORIA ALEMANA

El 17 de septiembre, el viejo portaaviones británico "Courageous" navegaba a doscientas millas al sudoeste de Irlanda, escoltado por dos destructores. Al atardecer, en momentos en que el gran navío maniobraba para recibir en su cubierta a los aviones de su dotación que regresaban de un vuelo de patrullaje, fue interceptado por el submarino alemán U-29, comandado por el teniente de navío Schuhardt. Éste, al comprobar que el portaaviones se encontraba protegido por una débil escolta, resolvió atacarlo. El U-29 acortó rápidamente las distancias y se colocó en posición de tiro. Tras recibir la orden de Schuhardt, el segundo comandante disparó una salva de cuatro torpedos que hicieron impacto en la nave británica. En quince minutos el portaaviones se fue a pique, arrastrando al fondo del océano a 500 de sus 1260 tripulantes.

El comandante, capitán Makeig Jones pereció en el hundimiento. Los dos destructores que escoltaban al portaaviones se lanzaron en seguida a la caza del submarino. El U-29, sin embargo, descendió a gran profundidad y navegando lentamente, logró burlar a sus perseguidores.

 

Tres días antes, otro submarino, el U-39, había atacado al portaaviones "Ark Royal". A 150 millas al oeste de las islas Hébridas. Sus torpedos, sin embargo, explotaron antes de alcanzar el blanco, sin causarle daño alguno. Los destructores de escolta, reaccionando inmediatamente, en contados minutos consiguieron dar caza y hundir al submarino alemán. Fue éste el primer submarino alemán destruido en la Segunda Guerra Mundial.

Enciclopedia de la Segunda Guerra Mundial Tomo 3 Editorial Codex.

 

 

 

A BORDO DE UN SUBMARINO

Vivir en el interior de un submarino, durante un período que puede prolongarse a lo largo de algunos días o varias semanas, puede resultar inexplicable para quienes conozcan la disposición interna del mismo y el ritmo de vida que allí se vive.

Las literas en las que el personal puede descansar, sólo alcanza para la mitad de la tripulación de la nave. Por lo tanto, los hombres deben dormir por turnos, ocupando los lechos los tripulantes que abandonan la guardia y son reemplazados por los que la toman, tras desalojar las literas.

El descanso, asimismo, en plena campaña, debe hacerse completamente vestido, por la rapidez con que los hombres deberán ocupar sus puestos de combate ante la alarma.

Por otra parte, en previsión de los largos cruceros, todos y cada uno de los espacios libres de la nave son ocupados por los víveres necesarios para la tripulación. Pueden verse así bolsas y cajas, paquetes y cajones, ocupando huecos, pasillos y aún colgando de los techos.

La atmósfera que se debe respirar a bordo, durante la inmersión, está permanentemente viciada por los mil olores derivados del hacinamiento y la escasa o nula ventilación. Poco pueden hacer, en este caso, los purificadores de aire.

En plena navegación, con mar gruesa el submarino, por su conformación soportara grandes sacudimientos que hacen imposible el descanso.

En líneas generales, la vida dentro de un submarino en campaña, es una penosa experiencia durante los primeros días. Después, cuando el espíritu de cuerpo hace que los hombres se sientan orgullosos incluso de sus padecimientos, las jornadas llegan gradualmente a ser soportables y aún deseables. Fue así como los hombres que tripularon las naves submarinas alemanas se caracterizaron por un rígido espíritu de cuerpo que no los abandonó ni aun cuando en los últimos tiempos de la guerra debieron formar unidades especiales y combatir como simples soldados de infantería, por falta de barcos.

Ningún otro cuerpo en Alemania perdió, por otra parte, tantos hombres como el arma submarina. Efectivamente, de los 39000 oficiales y marineros que iniciaron la campaña en 1939, 32000 perecieron en el curso de la misma.

Enciclopedia de la Segunda Guerra Mundial Tomo 3 Editorial Codex.

 

 

 

 


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